Hay que remontarse más de 100 años, concretamente hasta 1899, para recordar cuándo tuvo su inicio la empresa autos Horch que fundó August Horch, cuyo primer coche comenzó a circular en 1901. Lo que empezó siendo un vehículo más, con el paso del tiempo ha terminado siendo una de las marcas más icónicas en el mundo de la automoción, porque saber qué significa Audi va mucho más allá de aquel primer modelo que se comercializó.
El origen de Audi convirtió a Horch en uno de los pioneros de la industria automovilística alemana, pero no fue hasta pasados los años, en 1909 y después de algunas dificultades financieras, cuando la marca alemana abandonó su nombre anterior para adquirir su seña de identidad definitiva. Algo que no impidió que se convirtiese en la prestigiosa marca que es a día de hoy.
El paso del tiempo sólo ha servido para fortalecer un emblema de cuatro aros que ya es conocido por todos. El logo de Audi es inconfundible para cualquiera de nosotros y ese símbolo de los cuatro aros entrelazados son, en cierta forma, un homenaje a una parte de la trayectoria vital de la marca alemana. De las dificultades, Audi encontró oportunidades.
Horch perdió la disputa legal por el nombre de la compañía, que ya estaba registrado con su empresa pionera, y al encontrarse con la imposibilidad de volver a utilizar su apellido fue cuando escogió el nombre Audi, la traducción al latín del vocablo alemán ‘horch‘, que en español significa ‘oye’ o ‘escucha’.
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Un logo de cuatro aros simbólicos
Fue antes de que Horch tomase la decisión de abandonar el nombre anterior, cuando comenzó la historia que construyó un logo emblemático. Cuatro empresas son las responsables del nacimiento del logo de Audi. El primero de los cuatro aros veía la luz de la mano de la tejedora NSU. Poco después fueron las bicicletas de Wanderer las que dieron lugar al segundo aro, el primer coche de Horch fue el tercero y la aparición de DKW, fabricante de calderas, guardabarros y sistemas de iluminación para vehículos de motor, cerró el círculo.
Con el nacimiento del primer automóvil de Horch en la carretera, en 1901, el alemán trasladó su compañía a Zwickau y la transformó en una sociedad de accionistas que abandonaría en 1909 por los problemas financieros. De forma inmediata creó una empresa nueva y así apareció Audi Automobilwerke GmbH, que empezó a operar el 25 de abril de 1910.
Fue entonces cuando cuatro fabricantes de automóviles alemanes e independientes se fusionaron en uno, creando un emblema que incluía a Audi, Horch, DKW y Wanderer. Cada una de estas empresas se representó con un círculo y la unión fue a su vez representada entrelazando los círculos representativos de cada marca entre sí.
Un primer logo diferente
De hecho, el logotipo original de Audi poco tenía que ver con la idea que acabó triunfando de los círculos. De manera inicial la marca alemana apostó por un emblema mucho más complejo y menos llamativo a nivel visual que consistía en la palabra Audi escrita dentro de un triángulo negro con la punta hacia abajo. Y sobre este triángulo se dibujaba un número uno a buen tamaño que dejaba claro cuáles eran las ambiciones de la marca.
Audi mantuvo ese emblema mientras se dedicaba a la fabricación de vehículos de lujo para el segmento medio hasta 1932, año en el que nació el logotipo de Audi. Pese a la unión que establecieron las cuatro marcas, cada empresa mantuvo su nombre original el 29 de junio de 1932, nació el logotipo de Audi, con cuatro aros entrelazados, como símbolo fruto de la alianza de cuatro marcas sajonas: Audi, DKW, Horch y Wanderer.
Esa imagen se simplificó en 1949 sobreponiendo por delante de los cuatro aros Auto Union, nombre que adquirió la compañía para poder hacer frente a las dificultades derivadas de la Gran Depresión de 1929 y aunque en 1969 dieron todo el protagonismo a los cuatro aros, Audi volvió a destacar.
El logo de la marca alemana regresó a los escritos con protagonismo total para Audi dentro de un óvalo, pero 1995 la tradición de cada una de las cuatro marcas originarias se volvieron a representar en un emblema, que Audi rescató en su renacimiento de etapa y que hoy vemos en cada modelo que abandona la cadena de montaje.
Una marca de prestigio
De esta manera el logo de los cuatro aros se convirtió en el emblema de una marca de prestigio que plantó cara al gran Mercedes Benz. La rivalidad entre ambas marcas se estableció en los mercados y cada semana se convocaban carreras para batir los récords de velocidad de una y otra.
Audi apostó por estar a la vanguardia de la técnica y eso siempre formó parte de un sello de identidad que, a su vez, no se entiende sin las cuatro marcas (Audi, Wanderer, DKW y NSU) que han hecho que Audi sea como la conocemos a día de hoy.
Horch fue el creador de un gigante que sólo necesitó tiempo y algo de evolución para adquirir todo su prestigio actual que se conserva a través de los cuatro aros más icónicos en toda la historia de la automoción, que tuvieron su consolidación definitiva en 1968 con la presentación del Audi 100. Un número redondo, para una marca redonda.