Hacer una reprogramación al coche, o “repro”, como se le suele decir en el mundillo de los más quemados, es el equivalente de hacer una actualización de software para aprovechar al máximo el hardware mecánico que tienes. Si la informática no es lo tuyo, te diremos que la reprogramación se encarga de extraer el máximo potencial del motor de tu coche sin tener que cambiar pieza alguna.
Esta es una de las formas más baratas de sacar gran parte del jugo que el motor de un coche puede llegar a ofrecer. Para quienes no necesitan o no quieren que su compañero de viajes más íntimo entreguen un extra de energía, una reprogramación de centralita será algo que quedará relegado a los domingueros en el imaginario popular. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, reprogramar la centralita (ECU) no solo ayuda a mejorar las prestaciones, sino que también puede ayudar a reducir el consumo y las emisiones, y mejorar la experiencia de conducción.
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¿En qué consiste la reprogramación de la ECU del coche?
La ECU (Engine Control Unit) es el cerebro electrónico de un automóvil. Gracias a ella, todos los parámetros del motor son gestionados al milisegundo para su correcto funcionamiento. Con el paso de los años, esta centralita ha ido adquiriendo más responsabilidades fuera del vano, como la de actuar sobre diversos sistemas de asistencia al conductor (véase la frenada de emergencia) o el mismo sistema del cierre centralizado.
La ECU tiene la tarea de gestionar y supervisar una multitud de funciones, que van desde la inyección de combustible y el tiempo de encendido hasta la entrada de aire y la posición del acelerador
Evidentemente, todos son aspectos muy importantes del coche, y alterar accidentalmente el correcto funcionamiento de cualquiera de ellos es una mala idea. Por lo tanto, a menos que cuentes con la formación necesaria en programación de centralitas, la reprogramación no es una de esas cosas que debas intentar en casa. Una reprogramación implica alterar la configuración de la ECU, la cual viene con una configuración preestablecida por el fabricante que, aún siendo la más óptima sobre el papel, se puede sobrescribir.
Desde la perspectiva puramente prestacional, cuando se hace una reprogramación de la ECU de un coche, se optimizan la mezcla de aire y de combustible, el tiempo de encendido y la presión del turbocompresor (si corresponde). Las calibraciones de estos parámetros generan un proceso de combustión más eficiente, es decir, el motor necesita menos combustible para producir la misma cantidad de potencia, lo que puede generar un ahorro notable en los repostajes si buscamos maximizar la eficiencia en lugar de la velocidad.
Tradicionalmente, una reprogramación significaba sacar la ECU original y reemplazarla por una nueva, lo que también se conoce como “chipping”. En las últimas décadas, la tecnología ha avanzado muchísimo. Por lo general, en los tiempos que corren puede reescribirse la ECU de fábrica de una amplia variedad de coches, así como hay multitud de profesionales para que lo hagan con garantías. Porque una reprogramación bien hecha no solo debería dar más alegría al hundir el acelerador, también la seguridad de que no te implicará problemas.
Con la ayuda del nuevo software, el cerebro del vehículo se reprograma para gestionar sus diferentes activos de rendimiento y todos aquellos componentes que mejoran los cuatro tiempos del ciclo de un motor de combustión (dentro de las limitaciones legales). Si deseas llevar las cosas a un nivel superior, siempre puedes consultar con un ingeniero de tuning o a un desarrollador de software de ECU especializado.
¿Cuánto cuesta reprogramar la ECU del coche?
Como todo en esta vida, el coste de una reprogramación depende. Depende del coche y del lugar donde decidas hacerlo. No es lo mismo programar un 1.9 TDI del Grupo Volkswagen que el V8 biturbo de 3.9 litros de un Ferrari 488 GTB. Y tampoco es comparable el trabajo de un “mecánico” recomendado que te entrega un calamar a precio de amigo y sin factura, que el de un lugar especializado donde te ofrezcan completas garantías.
Pero sin irnos a extremos, en coches que podemos ver habitualmente por las calles y que muchos de los mortales nos podemos permitir, una reprogramación de calidad oscila entre los 300 y los 600 euros. Por una reprogramación de calidad nos referimos a una donde en el coste se incluyen cosas como una operación reversible sin secuelas, así como una garantía ante posibles averías y la ley, pues cumplirá con los estándares de emisiones del fabricante (vital a la hora de pasar la ITV).
¿Qué tipo de coches son compatibles con una reprogramación?
Espera, ¿qué no todos a todos los coches se les puede hacer una reprogramación? Para esos classics del siglo XX, y más si cuentan con motores de gasolina atmosféricos, es una odisea. No merece la pena. Para que así sea, primero de todo, el coche debe de contar con una ECU a la que se pueda acceder a través de una conexión OBD (diagnóstico a bordo), algo que no se empezó a equipar en los turismos hasta mediados/finales de la década de 1990.
Por eso es común ver la reprogramación en coches turboalimentados desde esa época hasta la fecha, especialmente en aquellos que utilizan diésel como combustible. Eso sí, algunos de los coches más modernos pueden presentar restricciones para acceder al OBD, por motivos de seguridad. En ese caso, la ECU debe retirarse manualmente y conectarse a un ordenador externo. Alternativamente se puede utilizar una segunda ECU. Así que, en pocas palabras, si tu coche nació en los últimos 25 años y tiene turbo, casi seguro que se puede reprogramar.
Beneficios y desventajas de reprogramar la ECU del motor
El beneficio más claro es la ganancia en potencia y par motor gracias a una relación de aire y combustible optimizada. En las mecánicas turboalimentadas esto implica un aumento en la presión de soplado del turbocompresor, lo que nos ayuda a mejora el tiempo de respuesta ante la demanda de velocidad y, cuando circulamos a velocidades sostenidas de autovía, a reducir los consumos (o al menos mantenerlos, si nos pesa demasiado el pie derecho).
Por otro lado, la reprogramación de la centralita del coche también implica inevitablemente someter al motor y a todos sus componentes internos a un mayor estrés, especialmente en condiciones de fuertes aceleraciones. Y si tienes cualquier avería en el bloque y es culpa de la reprogramación, ten por seguro que la aseguradora se intentará lavar las manos, pues no es una modificación que cuente con el beneplácito del fabricante. Y aunque el coche aún cuente con su garantía, ni el concesionario ni la marca se harán cargo de él.
En motores sin turbocompresor, las ganancias de una reprogramación suelen ser relativamente nimias (un pequeño porcentaje) y, por lo tanto, no hay muchos que se dediquen a hacerlas
Hablando en números, al colocar un software personalizado en la ECU en el que se adapta la cantidad de inyección de combustible y a la presión del turbocompresor, es posible que se pueda extraer entre un 25 y un 40 % de potencia y par para motores de gasolina y diésel turbo. Debido al aumento de potencia, si mantenemos el mismo estilo de conducción, es posible que veamos también una reducción del consumo de combustible del 5 al 10 % gracias a la mayor eficiencia de nuestro motor. Por lo tanto, hay más ventajas que desventajas.
¿Qué debo de tener siempre en cuenta si quiero hacer una reprogramación?
Los vehículos modernos son complicados y, sin modificar los componentes electrónicos que controlan todos sus sistemas, no podrás aprovechar al máximo todas estas modificaciones. Ahora, somos los primeros en entender que es difícil justificar el desembolso por algo que, en realidad, no puedes ver, pero créenos, una reprogramación de la ECU bien hecha vale la pena.
Aunque no lo creas, se necesitan años de investigación y desarrollo para optimizar cualquier coche a su máximo potencial. Crear un mapa de motores es una tarea técnica porque debe personalizarse para cada marca, modelo, tamaño de motor y configuración. Por eso es vital asegurarse de utilizar la mejor tecnología posible y probada. Investiga siempre, busca quién te puede hacer el trabajo de mayor calidad y, lo que es más importante, contar con alguien que te lo instale con experiencia. ¿A que no dejarías a cualquiera tocar tu PC? Pues aquí es lo mismo.
Piensa que los fabricantes juegan con las reprogramaciones de sus coches para ofrecer unas cifras de potencia y par diferentes en función del modelo. Por ejemplo, el motor 1.0 TSI de Volkswagen se ofrece con potencias que van de los 85 a los 115 CV, y lo mismo podríamos decir del bloque 1.2 PureTech de Stellantis o del 1.0 EcoBoost de Ford, por citar algunos de los motores actuales más populares. Sin embargo, es justo decir que algunos de ellos tienen diferentes piezas en función de la versión, como el turbo o embrague, y van ajustados a dichas potencias de salida.
Entonces, ¿Merece la pena reprogramar la ECU del coche?
Como dejamos caer a lo largo de estas líneas, el objetivo principal de la reprogramación es aprovechar todo el potencial del propulsor. Ya sea lograr una respuesta más ferviente del acelerador, una mayor entrega de potencia y par o un uso más comedido de combustible, la reprogramación lo puede hacer posible.
Sin embargo, vale la pena señalar que la reprogramación de la centralita no se trata solo de bajar la cifra de 0 a 100 km/h o aumentar la velocidad máxima; también puede centrarse en lograr una aceleración más suave o incluso reducir la tensión en un motor, extendiendo así potencialmente su vida útil. En esencia, hacer una “repro” de la ECU del coche es algo que, cuando se hace bien, puede mejorar significativamente las métricas de rendimiento de un coche, asegurando una experiencia de conducción más receptiva y eficiente.
Entonces, ¿merece la pena una reprogramación de la ECU del coche? Bueno, aunque sí que es verdad que no necesariamente es la forma más “convencional” de modificar un coche para mejorar las prestaciones de una conducción diaria, la reprogramación es una manera viable de obtener resultados de calidad sin hacer nada drástico. Por supuesto, se deben de considerar todas las cuestiones mencionadas anteriormente, en concreto el coste, dónde y con quién lo vas a hacer, y todas las ventajas y desventajas que supone.
Dicho esto, el paso más importante será averiguar si hacerlo te beneficiará personalmente. En otras palabras, es importante evaluar qué te motiva a reprogramar la ECU de tu coche. A veces, el mantenimiento preventivo puede ayudar a optimizar el rendimiento del coche y, al mismo tiempo, aumentar la seguridad al conducir. Si decides seguir adelante con el proceso, asegúrate de llevar tu coche a un taller especializado y de confianza. De esta forma se evitan circunstancias indeseables derivadas de una mala reprogramación de la ECU.