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Si tu coche ya tiene más historia que muchas películas de culto, quizá sea el momento de darle el reconocimiento que merece. La catalogación de vehículos históricos no solo busca preservar el legado automovilístico, sino que también ofrece ventajas muy jugosas para sus dueños. Más allá del orgullo de portar una matrícula histórica, esta clasificación puede traducirse en beneficios como exenciones en impuestos, ITV más flexible y un seguro más barato.
Eso sí, el precio (y tiempo) de catalogar un vehículo como histórico varía según el proceso y la comunidad autónoma, pero muchos coinciden en que merece la pena. Para convertir tu coche en una pieza de museo rodante hay que cumplir con ciertas normas, como acreditar su antigüedad (mínimo 30 años), que conserve su estado original (como esté modificado con piezas de terceros no vale) y que tenga valor histórico o singular (tampoco vale cualquier cosa vieja, por muy bien conservada que esté).
Además, hay muchos aspectos burocráticos. Véase la documentación, que para un vehículo histórico incluye informes técnicos y certificaciones específicas. Pero, una vez conseguido, a disfrutar de sus privilegios, que no son pocos. Eso sí, ojo con las limitaciones de circulación de un vehículo histórico, puesto que algunos solo pueden circular en eventos o bajo ciertas condiciones. Pero si lo tuyo es conservar un clásico con estilo y aprovecharte de las ventajas que supone, continua leyendo. Esta es la ruta a seguir.
¿Qué es un vehículo histórico?
Un vehículo histórico no es solo un coche viejo con solera, es una auténtica pieza de museo con matrícula. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), para que un coche entre en este selecto club debe cumplir tres requisitos clave: antigüedad, estado original y que goce de un interés especial.
Primero, debe haber cumplido los 30 años desde su primera matriculación o fabricación (ya tiene edad para contar batallitas).
Además, debe conservar su estado original, es decir, sin cambios drásticos en el motor, frenos, dirección, suspensión o carrocería. Nada de tuneos ni swaps salvajes, aquí se premia la autenticidad.
Por último, algunos modelos tienen un extra de prestigio si están inscritos en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español, han sido declarados bienes de interés cultural o han participado en eventos históricos relevantes.
Si tu coche cumple con todo esto, felicidades: tienes un pedazo de historia sobre ruedas. Lo único que te quedaría es adjuntar la documentación pertinente y, por supuesto, pagar.
Costes asociados a la catalogación
Si antes convertir tu coche en histórico podía costarte casi lo mismo que un clásico en miniatura, ahora es mucho más accesible. La nueva normativa ha reducido drásticamente el precio del trámite, pasando de los 800 euros de antaño a unos 80-90 euros. Un cambio que ha puesto la matrícula histórica al alcance de muchos más apasionados del motor.
A esto hay que sumarle la tasa de matriculación, que actualmente es de 99,77 euros para vehículos y 27,85 euros para ciclomotores. Sin embargo, ojo al detalle: los costes pueden variar dependiendo de la comunidad autónoma y los servicios adicionales que necesites, como informes técnicos o inspecciones específicas. Así que, antes de lanzarte, conviene echar cuentas y asegurarte de que todo está en regla. Pero, sin duda, ahora ser parte de la historia cuesta menos que nunca.
Documentación necesaria
Convertir tu coche en un vehículo histórico no solo requiere amor por los clásicos, sino también reunir un buen dossier de documentos. Pero tranquilo, que aquí te resumimos lo que necesitas sin rodeos:
Solicitud de matriculación: rellena el impreso oficial de la DGT.
Documento de catalogación: lo emite la comunidad autónoma y certifica que tu coche es, oficialmente, una joya histórica.
Tarjeta ITV: debe indicar que el vehículo se puede matricular como histórico.
Justificantes de pago: aquí entran varios impuestos, según el caso:
- Impuesto de Circulación del ayuntamiento.
- Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte, si nunca ha estado matriculado en España.
- Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, si ha cambiado de dueño entre particulares.
- Identificación del titular: DNI o documento equivalente.
- Fotografías del vehículo: cuatro imágenes en color mostrando frontal, trasera y ambos laterales.
- Permiso de circulación: Solo si el coche está en uso.
Este papeleo es clave para acreditar la autenticidad y estado del vehículo. Tal vez es mucha burocracia, pero es vital para un gran reconocimiento: el de conservar un pedazo de historia con matrícula propia. Merece la pena.
Limitaciones de uso y circulación
Tener un vehículo histórico es como poseer una obra de arte con ruedas: puedes disfrutarlo, pero con ciertas reglas para preservarlo y minimizar su impacto ambiental. La nueva normativa establece algunas limitaciones de circulación, así que si te gusta sacar tu clásico a pasear, toma nota.
Días de circulación: no podrás usarlo a diario, ya que el límite es de 96 días al año, lo que equivale a unos ocho días al mes o dos días por semana. Así que elige bien cuándo disfrutar de tu joya.
Acceso a Zonas de Bajas Emisiones (ZBE): a partir del 1 de octubre de 2024, los vehículos históricos podrán circular en estas zonas bajo las mismas condiciones que los vehículos con distintivo ambiental.
Inspección Técnica de Vehículos (ITV): Menos exigente que en coches convencionales, pero sigue siendo obligatoria según el tipo de vehículo:
- Ciclomotores históricos: exentos de inspección obligatoria.
- Motocicletas históricas: ITV cada cuatro años.
- Otros vehículos históricos: ITV con una periodicidad de dos a cuatro años, dependiendo de la antigüedad.
Estas limitaciones buscan un equilibrio entre la conservación del patrimonio automovilístico y el cumplimiento de las normas ambientales y de seguridad vial. Así que, aunque no puedas usarlo a diario, tu coche seguirá brillando… Y con menos papeleo que uno moderno. Al final, menos uso, también implica un menor desgaste, menos gasto en combustible y posibles averías.
Ventajas de la catalogación como vehículo histórico
Convertir tu clásico en vehículo histórico no solo es un reconocimiento a su valor, documentos y pagos, sino que también te abre la puerta a un montón de beneficios. Además de contribuir a la preservación del patrimonio automovilístico, esta catalogación hace que tu joya sobre ruedas sea aún más especial.
Menos exigencias técnicas: los vehículos históricos pueden beneficiarse de exenciones o adaptaciones en normativas técnicas y de emisiones, facilitando su mantenimiento sin necesidad de modificaciones modernas.
Reconocimiento oficial: al obtener la certificación de histórico, tu vehículo gana prestigio y puede incrementar su valor en el mercado de coleccionistas. No es lo mismo vender un coche viejo que una auténtica pieza de historia con su sello oficial.
Acceso a eventos exclusivos: como miembro del club de los históricos, podrás participar en concentraciones, exhibiciones y encuentros donde tu coche será la estrella.
En definitiva, la catalogación como vehículo histórico es una opción muy atractiva para entusiastas y coleccionistas, puesto que no solo protege el legado automovilístico, sino que también convierte a tu coche en una auténtica reliquia con ventajas únicas. Una matrícula con historia y beneficios.