Comprarse un coche es una tarea importante, y por ello hay que dedicarle tiempo para asegurar que todo salga bien. Son muchos los factores a tener en cuenta; modelo, motor, puertas, maletero… y, por supuesto, el color. Parece una auténtica locura ¿verdad? Pero si se hace con ganas… puede resultar divertido.
Hay quien piensa que el color del coche es sólo una decisión estética, pero nada más lejos de la realidad. Visualmente, el color de nuestro coche tiene que gustarnos, pero, además, también es importante conocer las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos.
¿Conoces cuáles son? ¿Sabes cuál es el mejor color para un coche? Nosotros te lo explicamos así que ¡sigue leyendo! ¡Vas por el buen camino!
La estética
Como dice el dicho, sobre gustos no hay nada escrito. Cada persona puede tener su propia preferencia y basarla, sencillamente, en si le parece un color más bonito o no. En Europa, las marcas de los coches ponen a nuestra disposición una variada carta de colores y parece que los europeos nos decantamos mucho más por los colores claros.
En España, para ser más concretos, el blanco es el color preferido para elegir coche. Según un estudio realizado por FACONAUTO, el 28% de los compradores se decantan por el blanco, el 18% por el gris, un 11% por el plata y entre 6% y el 2% por el negro, el azul, el rojo o el verde. Tan solo un 1% se decantaría por colores más atrevidos como, por ejemplo, el amarillo o el rosa chicle.
Una elección con fundamentos
Pero, además de las razones estéticas, el color de la pintura de nuestro coche tiene una función protectora y son muchas las ventajas e inconvenientes que conlleva. Veamos cuáles son:
Blanco y colores claros
El blanco y los colores claros tienen muchas ventajas a tener en cuenta a la hora de comprarse un coche. En primer lugar, el blanco es el color de coche más limpio y, por tanto, su limpieza es más sencilla. Además, tanto el blanco como los colores claros reflejan el calor, por lo que su interior no coge temperaturas extremas, aunque tenga una exposición solar elevada. Además, según varios estudios realizados, los coches blancos tienen casi un 10% menos de probabilidades de sufrir accidentes durante el día, frente a los coches oscuros. Pero si, finalmente te decantas por un coche oscuro, ¡tranquilo!, porque conducir durante el día con las luces encendidas reduce el riesgo de accidentes. Así lo constatan países como Suecia, Italia o Bulgaria, que han integrado esta nueva normativa en su Código de Circulación. En España aún no es obligatorio, aunque la DGT lo recomienda.
El negro y colores oscuros
El negro siempre ha sido uno de los colores preferidos por los conductores. Pero, si nos decantamos por él o por los colores oscuros, debemos tener en cuenta una serie de ventajas e inconvenientes.
En primer lugar, son peores para climas cálidos, sobre todo en verano. Atraen los rayos del sol y si además lo sumamos a que es habitáculo cerrado, en el interior se pueden llegar a alcanzar hasta 5 grados más que en un vehículo de color claro. Como consecuencia, además de la sensación asfixiante que provoca, nos llevará a consumir mucho más combustible, puesto que deberemos aumentar la potencia del aire acondicionado.
Por otro lado, esto mismo puede resultar una gran ventaja en invierno o en zonas más frías, puesto que absorberá igualmente los rayos del sol y el esfuerzo en calefacción será menor.
Costes
Otro punto muy importante a tener en cuenta son los costes que puede conllevar la elección de un color u otro para nuestro coche.
Los colores más básicos tienen asociados un coste mucho más bajo desde el mismo momento en el que lo compramos. Para empezar, por ejemplo, el mismo modelo suele ser más económico en blanco que en negro. Pero no sólo es así en el momento de la compra, cuando tenemos que hacer algún tipo de reparación, los colores más básicos pueden llegar a resultar cientos de euros más baratos que, por ejemplo, el azul eléctrico, el negro brillo o el verde lima. ¿Por qué es así? Pues, principalmente, porque para los colores más habituales hay más stock y resulta mucho más económica la fabricación.
Por lo tanto, parece que el mejor color para un coche es el blanco o bien los colores claros pero, evidentemente, cada uno escogerá aquel color que considere mejor.