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Para muchos, conducir no es solo ir de un punto a otro. También implica la experiencia del trayecto, y no es lo mismo en todos los coches. Algunos admiran las capacidades de ciertos modelos para llegar lo antes posible, otros para poder hacer una mudanza en un solo viaje, y hay quienes simplemente quieren recorrer largas distancias sin experimentar fatiga alguna a los mandos de una máquina estable, potente y eficiente.
Cuando se trata de viajar largas distancias por carretera, la elección del vehículo adecuado es fundamental. Los atributos recién mencionados son aspectos clave a considerar, ya que pueden marcar la diferencia entre un viaje tranquilo y confortable o uno lleno de desafíos. Un vehículo estable proporciona una sensación de seguridad en carreteras rectas y curvas, mientras que una potencia adecuada facilita los adelantamientos y subidas pronunciadas. Además, si es eficiente con el consumo de combustible, asegura que puedas recorrer largas distancias sin la necesidad de frecuentes paradas para repostar.
Junto a estas consideraciones prácticas, la emoción de conducir en largas distancias también es un aspecto importante a tener en cuenta. La sensación de libertad al recorrer kilómetros de carretera abierta, descubrir nuevos paisajes y disfrutar de la experiencia de viajar es una parte fundamental de la aventura en carretera. Elegir un vehículo que combine estabilidad, potencia y eficiencia no solo garantiza un viaje cómodo y seguro, sino que también añade una pizca de sal y satisfacción a la experiencia de conducir largo y tendido. Ahora veamos por qué y cuáles son los coches que nos pueden ofrecer estas preciadas cualidades.
Cualidades que hacen a un coche bueno para recorrer largas distancias
Estabilidad en carretera
Los coches que ofrecen una conducción estable en carretera suelen tener una combinación de características diseñadas para proporcionar control y confort al conductor. La que es sin duda la más importante la suspensión y su puesta a punto. Una suspensión bien ajustada es crucial para una conducción estable, pues absorbe eficazmente las irregularidades de la vía y permite una mayor superficie de contacto de las gomas con la superficie del asfalto, además de que también ayuda a reducir la vibración y el balanceo del vehículo.
La distribución adecuada del peso del vehículo es otro factor destacado para afirmar que un coche es estable. Un diseño del chasis que distribuye uniformemente el peso entre los ejes delantero y trasero ayuda a mantener el equilibrio y la tracción del vehículo, especialmente en curvas y maniobras bruscas. Lógicamente, un chasis rígido y una estructura de carrocería avanzada contribuyen a la estabilidad al minimizar la torsión y la flexión, especialmente en condiciones de carga pesada o en carreteras accidentadas y en mal estado.
Junto a estos elementos físicos tenemos que sumar que todos los vehículos modernos están equipados con mucha tecnología a bordo, como el control de estabilidad electrónico (ESP) o sistemas de control de tracción (TCS). Estos sistemas ayudan a corregir automáticamente la dirección del vehículo y a reducir el deslizamiento de las ruedas en situaciones de pérdida de tracción, proporcionando una conducción más segura y estable. Aunque nada sería eficaz sin unos neumáticos adecuados y una presión de inflado correcta.
Potencia, par y rendimiento
Cuando se trata de elegir un motor adecuado para la conducción en carretera, la potencia y el par son una de las características más importantes a considerar. De hecho, más allá de la potencia, lo que se busca en estos casos es par motor, que se refiere a la fuerza rotativa que el motor puede generar. Esto es crucial en carriles de aceleración y en el momento de hacer adelantamientos.
Con esto en mente, entenderás por qué la gran mayoría de los cruceros asfálticos suelen contar con mecánicas de alta cilindrada. Cuanto más grande sea el motor, mayor será su capacidad de proporcionar una aceleración más potente y una capacidad de adelantamiento más rápida en carretera, lo que resulta en una conducción más segura y alegre. Es también por la ventaja de par motor que los propulsores turbodiésel son muy adecuados para este tipo de coches, ya que disfrutan de mucho par a bajas vueltas.
Actualmente, gracias a la electrificación, se puede conseguir el refinamiento de un motor de gasolina de gran cubicaje, junto con la fuerza y los consumos de un bloque turbodiésel. Los motores híbridos y eléctricos ofrecen un alto par instantáneo desde el momento en que se presiona el acelerador. Esto les permite ofrecer una aceleración suave y rápida, además del confort que supone circular a baja velocidad al no escuchar el traqueteo de los cilindros al ralentí (sobre todo si el susodicho motor emplea gasoil).
Eficiencia de combustible
Afortunadamente, con los tiempos que corren, los propulsores de combustión interna y los híbridos son opciones adecuadas para la conducción de largas distancias, dependiendo de las preferencias individuales del conductor y las necesidades específicas de viaje. La elección del modelo adecuado dependerá de factores como el tipo de conducción, el presupuesto y la disponibilidad de infraestructura de carga en el caso de que estén pensando en adoptar un híbrido enchufable o un eléctrico puro.
Por norma general, si lo que menos te gusta es parar en la estación de servicio, lo mejor es que optes por una mecánica diésel. Estas suelen tener un mayor rendimiento en autopistas y autovías, donde pueden mantener velocidades constantes con un consumo relativamente bajo, al menos comparándolo con su contraparte de gasolina. Además, su alto par motor a bajas revoluciones los hace especialmente adecuados para cargarlos al máximo o remolcar algo en largas travesías sin que la transmisión sufra en exceso.
En el caso de los coches totalmente eléctricos, aunque suelen tener una autonomía limitada en comparación con los de combustión interna, son una excelente opción para conductores que hagan viajes predecibles dentro del rango de «repostajes» del coche y que tienen acceso a una infraestructura de carga adecuada a lo largo de la ruta. Los eléctricos ofrecen costes de funcionamiento más bajos y otorgan cero emisiones durante la conducción, lo que puede ser beneficioso para aquellos preocupados por el medio ambiente.
¿Cuáles son las mejores opciones del mercado?
Por menos de 10.000 euros: Mercedes-Benz CLK (C209)
En efecto, no se trata de un coche nuevo. Nacida en 2002, la segunda generación de la clase CLK de Mercedes-Benz fue un paso más allá que su predecesora, ofreciendo un atemporal diseño de tres volúmenes con espacio para cuatro ocupantes y su equipaje. Ello, junto a una encomiable calidad de construcción general (muchos de sus componentes venían de la Clase C y Clase E contemporáneos) y una amplia oferta mecánica, siendo una de las más recomendables para viajar el V6 turbodiésel de 224 CV y 415 Nm, y que aún puedes encontrar unidades por menos de 10.000 euros en buen estado.
Entre 25.000 y 40.000 euros: Tesla Model 3
Si bien el nuevo está más cerca de la segunda cifra que de la primera, ver ejemplares usados a un precio más accesible ya no es tan difícil. El paso de los años ha demostrado que, si bien puede no ser del gusto para todos, el Tesla Model 3 es la alternativa eléctrica más completa para poder viajar sin estar terminantemente preocupado por la autonomía del coche; 500 kilómetros son hitos más que logrables. Además, gracias a su condición de eléctrico puro, es más silencioso y reacciona con más ímpetu a las demandas del pie derecho.
Entre 40.000 y 60.000 euros: Mazda CX-60
Uno de los últimos lanzamientos de Mazda, el CX-60, también es uno de los productos más refinados de la firma de Hiroshima. Está construido sobre una nueva plataforma de motor longitudinal que le aporta un mejor reparto de peso y una dinámica más similar a la de una berlina tradicional, pero con todas las ventajas de un SUV. También son de nueva factura las motorizaciones diésel y de gasolina e híbrida enchufable, todas ellas con tecnología Skyactiv y potencias que van desde los 200 CV y 450 Nm hasta los 328 CV y 550 Nm.
Más de 60.000 euros… y de 100.000: Lexus LS
Si el dinero no es un problema para ti y estás pensando en una berlina de representación que no sea alemana, el Lexus LS es el mejor coche que tu dinero puede pagar. La atención y el lujo por el detalle es obsesivo en el buque insignia nipón, además de contar con el mejor quehacer de Toyota y su más que demostrada fiabilidad. Con su motorización híbrida de 360 CV, además de no faltarle ímpetu a la hora de acelerar, hará unos consumos más razonables que otras alternativas de combustión a la vieja escuela.
Consideraciones adicionales
Al elegir un coche para hacer largos viajes en carretera, también es importante considerar una variedad de factores que afectarán tu comodidad, seguridad y conveniencia durante el viaje, más allá de la estabilidad, la fuerza del motor o el combustible que trague. Tales como un habitáculo lo suficientemente espacioso como para no sentirte agobiado, unos asientos cómodos y ergonómicos, un buen aislamiento acústico (algo que puedes probar saliendo brevemente a carretera abierta) y ciertas características tecnológicas que te pueden hacer la vida más cómoda (Apple CarPlay/Android Auto, puertos USB…).
Al considerar estos factores al elegir un coche para viajes en carretera, podrás seleccionar un vehículo que satisfaga tus necesidades de comodidad, seguridad y conveniencia durante tus aventuras en carretera. No tiene por qué ser un viaje aburrido y monótono, también un lapso de tiempo en el que poder disfrutar cómoda y placenteramente de la conducción.