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No resulta extraño, sobre todo para aquellos que se ponen en la carretera a diario, haber sido sancionado en alguna ocasión. Lo cierto es que un gran número de conductores a lo largo de su vida han recibido algún tipo de multa procedente de Tráfico y aunque nunca son de nuestro agrado, al final debemos pasar por caja. Es cierto que estamos en nuestro derecho de llevar a cabo los trámites pertinentes para recurrirla e intentar librarnos de ella. Pero normalmente será imposible escaparse de una sanción de la que, en ningún caso, te puedes olvidar.
Las multas de tráfico relacionadas con el exceso de velocidad o por dar positivo en controles de alcoholemia suelen ser las más comunes entre los conductores. Sin embargo, no son las únicas sanciones a las que nos enfrentamos al volante: desde no poner el intermitente hasta circular sin el cinturón de seguridad o haciendo uso del teléfono, son otros de los ejemplos por los que nos pueden sancionar. Y aunque lo mejor es cumplir las normas en todo momento, nadie está exento de cometer una infracción. Si es tu caso, cuando recibas la carta no la dejes abandonada en un cajón ni te deshagas de ella. Las consecuencias de no abonar la sanción pueden ser muy desagradables.
¿Qué plazo tengo para pagar una multa?
Existen muchas teorías en torno a qué puede pasar si no pagamos una multa de tráfico. En Clicars te vamos a contar cómo funcionan todos los procedimientos, pero te recomendamos que pagues la sanción dentro del plazo establecido para evitar males mayores. Así que, presta atención a las siguientes fechas.
En el momento en el que te han sancionado con una multa de tráfico, dispones de un plazo de tiempo máximo para poder pagarla o recurrirla. Durante este primer momento eres tú quien decide qué hacer con el castigo. En caso de recurrir, debes saber que no te acogerás a la reducción económica. ¿Qué quiere decir eso? Cuando recibimos una multa, si la abonamos antes de que pasen 15 días, el importe a pagar se reduce a la mitad. Es decir, si te sancionan con 100 euros, durante las siguientes dos semanas deberás abonar un total de 50 euros.
Si se ha vencido el plazo máximo para presentar el recurso y no lo hemos hecho, la sanción se hará firme y no permitirá ningún tipo de alegación. En el caso de perder los puntos de conducir, pasarán a descontarse del total inmediatamente, mientras que el conductor, sí o sí, debe llevar a cabo el pago íntegro de la multa antes de que finalice el tiempo establecido por la Administración: 45 días desde la recepción de la multa.
En ese período de tiempo que nos dan para abonar la multa, debemos cumplir con nuestra obligación si no queremos enfrentarnos a males mayores. Si después de esos 45 días no hemos pagado la multa, se abrirá la vía ejecutiva. De este modo, se vuelve a establecer un nuevo plazo máximo para el conductor que ha sido multado, el cual, deberá hacer frente al pago de la multa más un recargo extra del 5%.
Seguimos sin pagar la multa
Por mucho que haya quien se resista a pagar una multa, bien sea porque se le ha olvidado, no pueda hacerle frente o no esté de acuerdo, a medida que pasan los días y no se paga la sanción, los trámites administrativos siguen avanzando. Si también se cumple el nuevo plazo que se ha establecido por la vía ejecutiva, la Agencia Estatal de la Administración Tributaria también pasa a formar parte de la ecuación.
Para empezar, la primera labor de la Agencia Tributaria en este proceso es enviar una notificación conocida como “providencia de apremio”, en la cual se facilita una nueva fecha como plazo máximo para el pago. Suena a una nueva oportunidad y en cierto modo lo es, pero al importe total adeudado hasta la fecha se le sumará un nuevo recargo del 10%. Si por los motivos que sean se cumplen nuevamente esos plazos y no se ha hecho efectivo el plazo, el organismo enviará una nueva notificación. En ella se dictará una nueva fecha de vencimiento, pero esta vez el recargo será del 20%.
Opciones para gestionar una multa impagable
En el caso de las multas más graves, debemos tener en cuenta que pagar una multa puede ser una carga financiera significativa para algunas personas. Sin embargo, antes de llegar a esas disputas con la Agencia Tributaria y pasar por momentos desagradables, existen varias alternativas disponibles. Estas son para aquellos que no pueden pagar la multa de una sola vez o directamente, no disponen de recursos económicos suficientes para afrontarla.
- Pago fraccionado: permite dividir el monto total en pagos más pequeños, que se pueden abonar en varios plazos hasta saldar la deuda completa. Para ello deberás presentar una solicitud a las autoridades y esperar su aprobación.
- Solicitud de aplazamiento: permite posponer el pago de la multa a una fecha futura. Los pasos a seguir son idénticos a la solicitud de un pago fraccionado.
- Realización de trabajos comunitarios: en última instancia, si la persona demuestra una situación de extrema necesidad o incapacidad para pagar la multa, se aceptan los trabajos comunitarios. Si la solicitud está aprobada, recibirás instrucciones sobre el tipo de trabajo que debes realizar y la duración.
Consecuencias de no pagar una multa
Como ves, existen varias alternativas para no tener problemas con las administraciones en caso de no poder pagar una multa dentro de los límites establecidos. Sin embargo, si no recurres a ninguna de esas opciones y únicamente intentas dejar pasar el problema, lo cierto es que será cada vez mayor. Las Administraciones Públicas pueden ejecutar órdenes de embargos forzosos sin necesidad de que un juez lo apruebe.
En última instancia, si después de haber recibido el nuevo plazo de pago más el 20% de recargo el conductor sigue sin hacer efectivo el pago, la Agencia Tributaria pasa directamente a embargar los bienes del conductor al que le corresponda dicha multa de tráfico. Evidentemente, el embargo estará relacionado con la cantidad económica que se deba. Es decir, el importe total más los recargos. Sí de ese modo no se consigue hacer efectivo el pago, pasarán a los bienes inmuebles. Por lo que la mejor solución, es subsanar cuanto antes la infracción y olvidarnos de problemas, que tienen soluciones sencillas.