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A la hora de mantener un coche en óptimas condiciones, un aspecto que suele pasarse por alto es la importancia del líquido de frenos en el sistema de frenado. El líquido de frenos, un componente crucial para detener el coche y presente en un pequeño depósito las entrañas del vehículo, desempeña un papel vital a la hora de transmitir la presión aplicada al pedal del freno a la función real de reducir la velocidad.
Por ello, es de suma importancia garantizar que el depósito de líquido de frenos esté en las mejores condiciones. Esta guía completa tiene el objetivo de brindarte todo lo que necesitas saber sobre el depósito de líquido de frenos, incluida la comprensión de sus propiedades, el funcionamiento del mismo, lo que pasa cuando tiene líquido de más y de menos, y los pasos de mantenimiento necesarios para que el sistema de frenos del coche permanezca como ha de estar en todo momento.
¿Qué es el depósito de líquido de frenos?
El depósito de líquido de frenos desempeña un papel crucial en el sistema de frenos de un coche, puesto que es el encargado de almacenar y suministrar el líquido de frenos necesario para que el sistema funcione correctamente. Este depósito suele estar ubicado en el vano del motor y se conecta a las líneas de freno que llevan el líquido a los cilindros maestros y, posteriormente, a las pinzas de freno en las ruedas.
El depósito tiene una tapa con sellado hermético para evitar la contaminación del líquido y normalmente cuenta con indicadores para verificar el nivel del líquido. Al presionar el pedal de freno, el líquido de frenos se comprime y viaja desde el depósito a través de las líneas, transmitiendo la presión necesaria para que las pinzas empujes unos pistones que, a su vez, aprietan las pastillas con los discos de freno para que el coche reduzca su velocidad. Este fluido hidráulico es vital para garantizar que la presión aplicada al pedal se traduzca en una frenada efectiva, segura y precisa.
¿Dónde está el depósito de líquido de frenos?
Como recién acabamos de mencionar, el depósito de líquido de frenos en la gran mayoría de los coches se encuentra en el compartimiento del motor, generalmente cerca de la parte posterior, la más cercana al parabrisas, y está montado sobre el llamado cilindro maestro. Para localizarlo bajo el capó, sigue estos pasos:
- Abre el capó de tu coche y busca una pequeña tapa, generalmente de plástico, con el símbolo de frenos (un círculo rodeado por paréntesis) o una etiqueta que indique “líquido de frenos” o “brake fluid”, por sus siglas en inglés.
- El depósito es transparente o semitransparente, lo que te permite ver el nivel del líquido sin necesidad de abrir la tapa. Suele estar ubicado en el lado del conductor, en la parte superior del cilindro maestro, que está conectado al sistema de frenos.
Si aún así no lo encuentras a simple vista, consultar el manual del propietario te dará la ubicación exacta para tu modelo en particular.
¿Qué pasa cuándo lleno el depósito de líquido de frenos?
Ni mucho ni poco, lo justo y necesario. Esta es la filosofía de la cantidad de líquido de frenos que debe de haber en el depósito. Algunas posibles consecuencias de llenar el depósito de líquido de frenos más allá del nivel recomendado pueden ser graves para el sistema. Este líquido se expande cuando se calienta, y si el depósito está sobrellenado, no habrá espacio suficiente para esa expansión, causando fugas o incluso provocando presión excesiva en el sistema.
Esto puede dañar los componentes, como las pinzas o el cilindro maestro, e incluso afectar el rendimiento del sistema de frenos al hacer que se queden parcialmente aplicados. A su vez, esto genera también un desgaste prematuro en las pastillas y discos, y puede causar el sobrecalentamiento de estos, lo que disminuye la eficacia de frenado. Además, podría dañar las juntas y otros componentes del sistema de frenos, aumentando el riesgo de fallos. Así que, si has sobrellenado el depósito de líquido de frenos, sigue estos pasos:
- Apaga el coche y asegúrate de que esté estacionado en una superficie plana.
- Usa una jeringuilla o un absorbente de líquidos (puede ser una manguera de pequeño diámetro) para extraer el exceso de líquido del depósito.
- Ajusta el nivel de líquido hasta que quede entre las marcas de “mínimo” y “máximo” en el depósito.
Después de corregir el nivel, verifica que no haya fugas y que el sistema de frenos funcione correctamente antes de volver a conducir.
¿Qué pasa si el depósito está vacío de líquido de frenos o está contaminado?
De la misma forma, cuando el depósito de líquido de frenos está vacío o sucio, el sistema de frenado pierde la capacidad de generar presión adecuada, lo que puede llevar a una frenada ineficiente o incluso a la pérdida total de la capacidad de frenar. Un líquido contaminado o sucio puede obstruir las líneas y dañar componentes como las pinzas y cilindros, causando frenos esponjosos o con menos sensibilidad al pisar el pedal.
De hecho, el riesgo más grave de un depósito vacío de líquido es un fallo completo de los frenos, lo que podría resultar en la imposibilidad de detener el vehículo en una situación de emergencia. Esto aumenta drásticamente la probabilidad de accidentes. La contaminación del líquido, por otro lado, reduce la capacidad del líquido de frenos para resistir las altas temperaturas, lo que puede generar frenos sobrecalentados y una pérdida de eficacia al frenar, comprometiendo muy gravemente la seguridad. Si es el caso:
- No sigas conduciendo. Detén el coche en un lugar seguro.
- Verifica el nivel de líquido y rellena con el tipo correcto de líquido de frenos si lo tienes a mano. Pero esto es solo una medida temporal.
- Si el depósito se ha vaciado por completo, hay que purgar el sistema de frenos para eliminar posibles burbujas de aire que afecten la presión.
Tras esto, es vital que un mecánico profesional revise el sistema de frenos. Podría haber una fuga en las líneas o los distintos componentes, o el líquido podría estar contaminado con agua o suciedad, lo cual necesita atención inmediata para evitar problemas mayores.
Mantenimiento del depósito de líquido de frenos
Inspeccionar regularmente el nivel del líquido de frenos es esencial para garantizar el buen funcionamiento del sistema de frenado. Ya hemos visto lo que pasa cuando los niveles no son los correctos. Para realizar una inspección visual, solo necesitas abrir el capó y observar el depósito transparente de líquido de frenos, que suele tener marcas de mínimo y máximo. Asegúrate de que el nivel esté dentro de esos límites. Si está bajo, evita conducir largas distancias y rellénalo con el líquido recomendado por el fabricante.
Como la mayoría de los elementos consumibles de un coche, el líquido de frenos también cuenta con una vida útil limitada. Este se degrada con el tiempo debido a la absorción de humedad, disminuyendo la capacidad de resistir altas temperaturas. Por ello, se recomienda cambiar el líquido de frenos, aproximadamente, cada dos años o cada 40.000 kilómetros, según el tipo de conducción y las indicaciones del fabricante. Y sustituirlo no es un proceso ni demasiado caro (de 40 a 100 euros), ni complejo (se hace en menos de 30 minutos).
El cambio de líquido de frenos consiste en drenar el líquido viejo del sistema y reemplazarlo con líquido nuevo. El proceso incluye purgar el sistema para asegurarse de que no queden burbujas de aire, lo que afecta malamente el rendimiento de los frenos. Este procedimiento puede parecer complicado, pero es más delicado per se. Por lo que, si no tienes experiencia, lo ideal es consultar con un mecánico de confianza para evitar problemas y garantizar la seguridad de tu vehículo.
Mantener el depósito de líquido de frenos en buen estado es esencial para la seguridad y el rendimiento del coche. Conocer su ubicación, cómo manejar situaciones de sobrellenado o vaciado, y realizar inspecciones regulares puede prevenir problemas graves y garantizar que su sistema de frenos funcione de manera óptima. Recuerda siempre que debes consultar a un profesional si tienes dudas o necesitas asistencia con el mantenimiento de los frenos de tu coche. Porque no hay nada peor que no poder frenar a tiempo, ¿verdad?