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Cuando hablamos del radar “anti-frenazos”, realmente nos estamos refiriendo al sistema de frenado automático de emergencia (AEB, por sus siglas en inglés). Este es un sistema activo de seguridad basado en la tecnología radar que será obligatorio en todos los turismos nuevos vendidos desde junio de 2024, pero que la gran mayoría de coches comercializados durante el último lustro ya lo equipan de fábrica.
Lo primero que tiene que quedar claro es que este sistema es una característica que puede ayudar a prevenir accidentes y proteger a los ocupantes del vehículo y a otros usuarios de la carretera, pero que ni mucho menos evitará el accidente si no estás previamente atento a la conducción. Se trata de una función especialmente útil en situaciones en las que el conductor puede estar distraído o no reacciona a tiempo para evitar o mitigar los daños en una colisión gracias a la lectura que hace de todo lo que tiene por delante.
¿Cómo funciona el radar “anti-frenazos”?
El sistema de frenado automático de emergencia utiliza un radar, así como varios sensores y cámaras, para monitorear constantemente la carretera y detectar la presencia de vehículos u objetos que puedan representar un peligro de colisión. Cuando dicho sistema detecta una amenaza inminente de colisión, avisa al conductor con una advertencia visual o auditiva.
Si el conductor no reacciona a ninguno de los estímulos y el cerebro del coche detecta una colisión inminente, el sistema aplica automáticamente los frenos para evitar o mitigarla. El funcionamiento del AEB puede variar según el fabricante y el modelo del vehículo, así como la tecnología específica utilizada (por ejemplo, el radar, las cámaras o el lidar). Sin embargo, el objetivo principal del AEB es ayudar a prevenir colisiones detectando y respondiendo de manera automática a las amenazas de colisión inminente. Generalmente, sigue estos pasos:
Detección de obstáculos: los sensores del sistema escanean continuamente el entorno del vehículo en busca de obstáculos, como vehículos detenidos, que van más lentos o peatones que crucen la carretera.
Evaluación de la amenaza: una vez detectado un obstáculo, el sistema evalúa la situación para determinar si hay una amenaza de colisión inminente. Esto puede implicar calcular la velocidad relativa entre el vehículo y el obstáculo, así como la distancia que los separa.
Alerta al conductor: si el sistema determina que hay una amenaza de colisión inminente, puede activar una alerta visual o auditiva para advertir al conductor sobre el peligro. Esto da al conductor la oportunidad de reaccionar y tomar medidas evasivas.
Frenado automático: si el conductor no reacciona a tiempo o no toma medidas suficientes para evitar la colisión, el sistema puede intervenir automáticamente y aplicar los frenos para reducir la velocidad del vehículo o detenerlo por completo. La fuerza de frenado aplicada por el sistema puede variar según la situación y la configuración del vehículo.
Beneficios y limitaciones
Como ya hemos mencionado, el sistema de frenado automático de emergencia ofrece una serie de beneficios significativos que mejoran la seguridad en las vías y ayudan a prevenir accidentes. Al aplicar los frenos o proporcionar una advertencia al conductor, ayuda a evitar colisiones o a reducir significativamente su gravedad.
Además de detectar otros vehículos, muchos sistemas de AEB también pueden identificar peatones y ciclistas en la carretera. Esto mejora la seguridad de los usuarios vulnerables al reducir el riesgo de accidentes o atropellos. Incluso si no se puede evitar por completo una colisión, el AEB puede ayudar a reducir la velocidad del vehículo antes del impacto. Esto puede disminuir significativamente la gravedad del accidente y reducir el riesgo de lesiones graves para los ocupantes del vehículo y para otros usuarios de la vía.
Consecuentemente, el radar “anti-frenazos” puede proporcionar una advertencia temprana al conductor sobre posibles peligros en la carretera, lo que le da más tiempo para reaccionar y tomar medidas evasivas, sin importar si es de día, de noche, llueve, hay niebla o nieve. Y si se reducen los daños por accidentes, también se ayuda a reducir los precios que van asociados a las reparaciones, los seguros y atención médica relacionada con los accidentes de tráfico. Sin embargo, no quiere decir que estén exentos de algunas limitaciones.
El AEB usa una variedad de sensores para detectar obstáculos y predecir colisiones y aunque estén preparados para funcionar en todo momento, con condiciones climáticas adversas, como lluvia intensa, niebla, nieve o suciedad en el parabrisas, hacen que la precisión y la eficacia del AEB pueden verse comprometidas. Asimismo, aunque el sistema puede detectar una amplia gama de obstáculos, es posible que no sea capaz de detectar objetos estáticos, como señales de tráfico, postes o paredes, lo que podría resultar en una colisión.
Otro inconveniente es que el sistema puede tener dificultades para detectar y reaccionar a obstáculos a altas velocidades o en distancias cortas. En situaciones donde circulamos a una velocidad muy alta o estamos muy cerca del objeto de detección, es posible que el sistema no tenga suficiente tiempo para frenar de manera efectiva y evitar la colisión. Y lo mismo puede ocurrir en situaciones en las que no hay un peligro real de colisión, como en curvas cerradas o cuando otro vehículo cambia de carril cerca del vehículo equipado con AEB.
Recomendaciones
Como gran parte de todo lo que le pueda ocurrir a un coche, garantizar un funcionamiento óptimo del sistema AEB no es algo seguro, pero siempre se puede hacer un mantenimiento preventivo. Esto incluye mantener limpios los sensores y las cámaras, así como verificar a menudo el sistema para detectar posibles problemas de calibración o funcionamiento, algo más común de lo que parece.
Por último, es importante tener en cuenta que, aunque el sistema de frenado automático de emergencia puede ser muy efectivo en muchas situaciones, no puede reemplazar la atención y la responsabilidad del conductor. Siempre se debe conducir de manera segura y estar alerta a las condiciones del tráfico y al entorno en todo momento. Es vital que todos los conductores sean conscientes de estas limitaciones y estén preparados para tomar el control del vehículo en caso de que el sistema no funcione como se espera.