Hace no demasiado, los peajes hicieron saltar todas las alarmas. España se enfrentaba al pago obligatorio de los peajes a partir de 2024 pero ya es oficial: no habrá que pagar por circular por las autovías y autopistas de la red estatal de carreteras… al menos durante el próximo año. La Comisión Europea aprobó las medidas alternativas que el Gobierno español propuso para desbloquear unas ayudas que ascienden hasta los 94.000 millones de euros para España y, en cierto modo, para sus conductores. Porque gracias a este cambio de planes los españoles encontrarán un gran alivio en su bolsillo de manera diaria.
En apenas dos meses era cuando estaba previsto que entrasen en vigor los peajes en cualquier autovía o autopista de la red nacional de carreteras. 2024 era el año marcado en rojo según el plan original (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia) para introducir esta nueva medida, pero la propuesta que envió en su momento el Gobierno a Bruselas hace ya dos años y por la cual se establecía esa necesidad de pagar por usar las autopistas y autovías públicas ya que, supuestamente, no se podía hacer frente al coste de su mantenimiento, ha quedado estancada en el futuro más próximo.
El transporte ferroviario como alternativa
Antes de las elecciones generales de julio fue cuando el Gobierno de España trató de parar la medida, comprometida con Europa, enviando esa propuesta alternativa que se conoció como adenda. Dentro de esas medidas el transporte ferroviario se convertía en el principal protagonista, aunque también compartía escena con el transporte público. Y esas han sido las monedas de cambio para acabar con la tasa de los peajes. Obligar al conductor a pagar por usar las carreteras iba a suponer un problema adicional, al mismo tiempo que apretaría más al ciudadano a nivel económico. Algo que no ha convencido a nadie y por eso ha llegado esta reacción.
La ministra en funciones de Transporte, Raquel Sánchez, fue la primera en dejar entrever que las condiciones actuales no son las mismas que las que había en el momento en el que se planteó la medida. Y unas “circunstancias objetivas” han sido las encargadas de cambiar los planes en un país que ahora, se compromete a crear autopistas ferroviarias para fomentar el transporte de pasajeros y mercancías.
Este crecimiento a nivel ferroviario implica una bonificación de los cánones ferroviarios al menos durante cinco años y la nueva medida que nos permite prescindir de tener que pagar peajes, debe ser introducida en la ley de Movilidad Sostenible como sustituta del pago por uso de las carreteras. Porque todos los conductores pretenden que esa primera medida quede totalmente en el olvido.
La propuesta inicial sobre los peajes
Más de dos años a vueltas con los peajes, el pago por usar las autovías y autopistas españolas se anunció en mayo de 2021 como parte de los acuerdos para recibir los fondos de Recuperación tras el azote económico que provocó la pandemia. El texto legal donde el Gobierno explicaba la nueva medida lo expresaba claro: “Se prevé establecer un sistema de pago por uso en la red de carreteras del Estado, que puede ser ampliable al resto de vías”.
De esta manera el ejecutivo quería introducir los principios “el que contamina paga” y “el que usa paga”, al mismo tiempo que justificaba la medida: “De esta manera se dota al sistema de un mecanismo para garantizar su sostenibilidad financiera en materia de costes de conservación y mantenimiento de las infraestructuras viarias, y se introducen incentivos a los vehículos más sostenibles y eficientes. La implantación efectiva de este mecanismo de pago por uso se podría realizar en el año 2024”.
Desde que se dio a conocer el texto legal hasta el momento en el que se ha confirmado que finalmente los peajes no formarán parte de nuestro día a día, se especuló sobre las posibles modalidades para encauzar esos pagos. Y los métodos más señalados han sido dos:
- Una viñeta: una especie de tarifa plana periódica (semanal, mensual o anual).
- Un sistema de peaje blando: se llevaría a cabo mediante arcos free flow automáticos como los que están vigentes en Portugal o incluso algunas autovías del País Vasco.
Entre todas las propuestas posibles también se barajó la posibilidad de tasas únicas, precios por kilómetro o incluso exenciones para diferentes colectivos. Pero ninguna de ellas fue tan sonada como las dos resaltadas. Especialmente porque sacar adelante esta propuesta acabó pasando a un segundo plano para un Gobierno, que al conocer el rechazo de la población convirtió en prioridad encontrar unas alternativas que parecen haber llegado. Porque al fin y al cabo, fomentar la movilidad sostenible sigue siendo posible sin la necesidad de condicionar a unos conductores que seguirán disfrutando de las carreteras como las hemos conocido hasta ahora. Habrá libertad para viajar sin tener que pagar dinero. Sólo preocúpate de llevar el depósito lleno.