La Unión Europea ha apostado de lleno por una transición en el mundo de la automoción. El futuro del mundo del motor pasa por el coche eléctrico y aunque este tipo de vehículos ya son una realidad, sus numerosas ventajas se encuentran con los mismos inconvenientes de siempre: la autonomía y los escasos puntos de recarga. Y precisamente para solucionar el segundo de esos problemas (el primero es cosa de los fabricantes), Europa acaba de publicar un nuevo Reglamento sobre la Infraestructura para los Combustibles Alternativos. ¿Qué quiere decir eso? Te lo explicamos.
Con la nueva normativa que se aprobó recientemente durante el pleno del Parlamento Europeo, en el futuro próximo existe la obligación de instalar más estaciones de recarga y repostaje de combustibles alternativos en toda Europa, con los que se facilitará que el sector del transporte reduzca considerablemente su huella de carbono. A partir de 2035 en la Unión Europea no se venderá ni un solo coche que no sea eléctrico o, en su defecto, no emplee combustibles sintéticos, y para mantener la circulación tal y como la conocemos a día de hoy hace falta ampliar considerablemente una infraestructura que deberá contar con puntos de carga cada 60 km en la red básica de carreteras y cada 100 km en la red de vías transeuropeas a partir de 2026.
Europa apuesta sobre seguro y aunque muchos fabricantes ya han conseguido autonomías que superan los 400 km y dan cierta tranquilidad a muchos conductores, están convencidos de que la mejor solución para cubrir con las necesidades de los usuarios, sobre todo cuando les toca realizar largos desplazamientos, pasa por la instalación de esos cargadores eléctricos que España, debe ponerse las pilas. Y nunca mejor dicho. Nuestro país está muy lejos de ese objetivo y aunque el Gobierno puso en marcha una serie de medidas el pasado mes de marzo para acelerar la implantación de los puntos de carga, actualmente sólo se dispone en las carreteras españolas de 20.243 cargadores de vehículos eléctricos (siendo 8 de cada 10 de carga lenta).
El objetivo que se ha marcado el Gobierno para finales de 2023 es que haya 45.063 puntos de carga (más del doble actual) y en el primer semestre de este año la red de carga pública ha crecido un 16% en España. Sin embargo, tras la aprobación de la nueva medida por parte del Parlamento Europeo, a partir de ahora habrá que tener en cuenta todas las exigencias que recoge una ley donde no sólo se especifican las distancias entre cargadores. Por supuesto, también hay más condiciones.
Hasta 600 kW de potencia
En el texto adoptado por 514 votos a favor, 52 en contra y 74 abstenciones, se recoge que los gobiernos nacionales el 31 de diciembre de 2025 a más tardar, deberán asegurar puntos de carga cada 60 km en la red prioritaria con al menos 400 kW de potencia y 150 kW en su punto de salida individual. Para 2026, dentro de la revolución, los objetivos son menos ambiciosos ya que tan sólo dos años después (2028) la potencia se elevará hasta los 600 kW y los puntos de salida individual, pasarán de uno a al menos dos.
Las estaciones deberán contar con sistemas sencillos de pago, mostrar el precio, los tiempos de espera y estar abiertas a todos los conductores. Eso quiere decir que los camioneros y conductores de autobuses también tendrán sus adaptaciones en esta transición, aunque las estaciones de carga para vehículos pesados variarán en algunos datos con respecto a las de un coche.
Las estaciones de carga para camiones y autobuses tendrán que estar disponibles cada 120 km y tendrán que estar instaladas en la mitad de las principales carreteras de la Unión Europea para 2028. La potencia inicial en este caso será de 1.400 kW e irá ascendiendo hasta los 2.800 kW en función de la ruta, hasta tener una cobertura completa para 2031.
El hidrógeno, a partir de 2030
Las nuevas reglas, creadas para facilitar la transición a los vehículos de cero emisiones, también hacen hueco al hidrógeno. El hecho de que Europa debiera estar descarbonizada a partir de 2030 hizo que al cargador eléctrico le saliese competencia y aunque el hidrógeno lleva más tiempo en el mercado que las baterías, por el momento no ha terminado de destacar, Sin embargo, el hidrógeno cobra igualmente importancia dentro de los planes de movilidad que propone la UE y las estaciones de repostaje de hidrógeno que sirvan tanto a automóviles como a camiones, deberán desplegarse a partir de 2030 en todos los núcleos urbanos y cada 200 km en la red básica de la RTE-T.
En este caso el repostaje se realiza por kilos en vez de por litros y este dato puede sonar desconocido, ya que a la escasa adquisición de este tipo de vehículos hay que unirle además, que en España existen menos de 10 hidrogeneras. Una cifra que tendrá que cambiar en los próximos años ya que deben alcanzar las 100 unidades. Se trata de una medida que también está incluida en los planes europeos de un futuro ecosostenible, por lo que el desarrollo de los cargadores eléctricos y los de hidrógeno irán de la mano en un desarrollo que deberá cumplir con los plazos marcados por el marco europeo.
Por otra parte, las medidas no sólo afectarán a las carreteras ya que los puertos también deberán adaptarse a la tendencia de la descarbonización. El objetivo 0 quiere ser efectivo por aire, tierra y mar y por ello, los puertos marítimos que reciban un número mínimo de grandes buques de pasajeros o portacontenedores, deberán proporcionar electricidad en tierra para estos buques a más tardar al inicio de 2030. Una fecha clave para un futuro que pretende dar la bienvenida a una realidad sostenible. Sólo habrá que cumplir los plazos.